Caminando por la vida te reconocí. Ya sabía quién eras y para dónde ibas. Lo que no sabía muy bien era esta vez qué querías. Siempre que apareces tienes un mensaje, vienes a decir algo, a enseñar mucho, a callar poco. Esta vez fue más largo el camino, me pareció que ya no te conocía. Mentiras, puras mentiras. Las almas como éstas, cómo la tuya en mí y la mía en ti ya conocen el camino, los recovecos y la mejor manera de llegar. Se nos olvidó esta vez parte del juego. Cada vez hay algo más que descubrir, al ser el escenario diferente no lo es acaso todo? Era un designio que volviéramos a encontrarnos, al parecer no hemos terminado las lecciones que vinimos a aprender. En algo teníamos que ser parecidos no… No nos gustan las cosas fáciles. Algunos lo llaman masoquismo, otros perseverancia, para los más optimistas es luchar por lo que uno quiere. No sabemos exactamente qué es ni por qué es así, cual es la razón por la que pasa; sólo sabemos que a nosotros nos va bien así, que preferimos dar la pelea en varios rounds a un knock out instantáneo que nos deja con la sensación que no entendimos qué pasó. Quién sabe cuantas veces mas nos habremos encontrado, cuantas más faltarán.
Y sin embargo, se me ocurre pensar: cuanto mejor han sido las veces que mientras nos encontramos, nos queremos. Mas divertidas y más fáciles de llevar ha sido cuando la pasión y el arrebato han estado de nuestro lado.